Bajan Aplausos desde las Gradas

Aplausos en la Sociedad Rural Argentina




Este sábado 29 de julio de 2017 se celebró la tradicional reunión anual en el predio de la Sociedad Rural Argentina, en Palermo.
Desde la entidad se intentó imponer en las redes sociales el hashtag #MeGustaelCampo, a la par que distintos usuarios de Twitter posteaban consignas como “bancando al campo y al presidente @mauriciomacri”.




Es pertinente un repaso del año y medio de política agropecuaria y agroindustrial del gobierno de Cambiemos.



Kicillof, Español, Costa.



El recuerdo fresco de la imposición kirchnerista de las retenciones a las exportaciones agropecuarias, del manejo discrecional de los permisos de exportación (ROE) por parte de Guillermo Moreno [1] y los catastróficos efectos que tuvo la política kirchnerista en distintos sectores productivos agropecuarios, empuja a este sector a exaltar la figura del presidente Macri por el mero hecho de no ser un presidente peronista, inhibiéndoles de analizar críticamente lo que sucedió (y no sucedió) en la política agropecuaria de este año y medio.
Uno de los caballitos de campaña más utilizado por el macrismo, y que prendió –lógicamente- muy fuerte entre los votantes del sector, fue el de la eliminación de las retenciones a las exportaciones.
Festejan la reducción de la alícuota –no su eliminación- [2]. Se puede alegar que el Poder Ejecutivo no puede eliminar un impuesto, sino sólo manejar las alícuotas.
Ahora bien, este Poder Ejecutivo no ha enviado al Congreso ningún proyecto de ley para la eliminación de estos derechos de exportación; no mostró predisposición (hasta hoy) de cumplir con su compromiso de campaña: eliminar las retenciones agropecuarias.
Pero si no bastara esto, tampoco el gobierno de Cambiemos ha podido cumplir con su promesa del cronograma de reducción de la alícuota de las retenciones a la soja. Lo que debería bajar en 2017 no lo ha hecho, dado que el Gobierno necesitaba esos ingresos para poder satisfacer su pertinaz déficit fiscal.


Luis Caputo, Ministro de Finanzas de la Nación.

Quizás sí puedan bajarlos para 2018, dado que aceptando condiciones leoninas, tasas altísimas, el Ejecutivo ha logrado generar un canal de financiamiento internacional para ese déficit, con lo cual esos ingresos por retenciones pueden ser dejados de lado.
No se lo quitan al sector agropecuario ahora, pero se lo quitan a las generaciones futuras (incluidas las que integren el sector agropecuario) al contraer compromisos de deuda usuraria a largo plazo.
Esto no es percibido por los asistentes al acto de la Sociedad Rural Argentina.


1964.



En la política agropecuaria de Cambiemos hay otros temas que, con análisis crítico, deberían preocupar al sector.




INTERVENCIÓN

Wado de Pedro, uno de los artífices de la política de
asfixia a los productores de trigo.

Uno de los negociados más grandes que se gestó durante el kirchnerismo fue el manejo de los instrumentos de política agrícola y ganadera a favor de determinados grupos, conformándose asociaciones de lobbistas que, directa o indirectamente, apoyaron a gestiones tan cuestionadas como la de Moreno.
Un caso paradigmático es el de la industria molinera, ampliamente beneficiada con el tema de las retenciones y cuotas de exportación de trigo, lo que convirtió a los productores trigueros en mercado cautivo de esa industria, desestimulando la producción.
Sin embargo, uno de los más fervorosos directivos de la cámara sectorial molinera, puntal de Moreno en aquellos años, fue propuesto por el gobierno bonaerense como Ministro de Producción. La reacción adversa manifestada en las redes sociales fue rápida y abortó ese nombramiento.


El sector no siempre actuó con la misma rapidez de reflejos.

Rodrigo Troncos, Subsecretario de Ganadería.


Durante el armado del gabinete del Ministerio de Agroindustria de la Nación, se nombró Subsecretario de Ganadería a un directivo de la cámara de productores de feedlot, que fue la que más se benefició e interactuó con Moreno. Es difícil pensar en una estrategia integral de desarrollo ganadero para el país, cuando su autoridad está en manos de un lobbista de un subsector de dicha actividad.
Pero esto no se ve desde las gradas de la Sociedad Rural.


La reducción de las alícuotas a las exportaciones de muchos productos agrícolas ha favorecido el relanzamiento de esas actividades [3]. Y ese relanzamiento implica mayor inversión privada para producir en condiciones competitivas e insertarse así en los mercados mundiales. Y lo mismo puede decirse que sucede en la actividad ganadera. Pero pese a este “renacer”, los números no cierran tan bien como debieran, considerando la inversión realizada, los esfuerzos aplicados, la potencialidad existente.
El BCRA y la política de endeudamiento del gobierno,
artífices del retraso cambiario.
No cierran porque la política macroeconómica impulsó un atraso cambiario significativo (que la reciente devaluación del peso no ha corregido por completo). Ese atraso cambiario redunda en menor capacidad competitiva de los productos argentinos, lo que sumado a los altos costos internos, dificultan la obtención de una ganancia que estimule la inversión y la profundización del ciclo productivo.
Los márgenes agrícolas en las zonas más alejadas de los puertos, por ejemplo, son prácticamente negativos, no sólo por los costos de transporte sino, básicamente por el atraso cambiario.
Es el efecto de la política macroeconómica de Cambiemos.
Tampoco se ve desde las gradas de la Sociedad Rural.




Los costos internos (laborales, fiscales, y derivados de la inadecuada dotación de infraestructura) son un lastre para potenciar el despegue productivo agropecuario. Los productores tenaces, innovadores, resistentes, siguen produciendo día a día, pero los números se les complican. ¿Qué ha hecho el gobierno en este tema? Poco.
En las últimas semanas se sacó a colación el tema de una “reforma laboral”, pero solo son referencias discursivas, más de tinte preelectoral que de reforma estructural.
A nivel agropecuario, no ha habido cambios significativos en la legislación laboral. Pero, convengamos, este tema amerita, primeramente, una reforma integral, no sectorial; una reforma que logre reducir los costos implícitos en la contratación de personal, pero que no redunde en generar situaciones de indefensión absoluta para el trabajador.
Es un tema complejo y delicado, que debe ser abordado en forma general, primero, y luego sectorial, pero en el cual el gobierno de Cambiemos no ha hecho nada hasta el momento.
Desde el punto de vista fiscal, tanto la presión tributaria como el entramado impositivo vigente no han sido tocados por el gobierno. Al contrario, la AFIP ha mantenido e incrementado su poder, imponiendo día a día nuevos registros (como el reciente de tierras productivas) y nuevos mecanismos de declaraciones y registraciones, generando una maraña burocrática que, aunque no se vea, tiene un costo que debe afrontar el contribuyente [3], en este caso, el productor agropecuario.
La presión fiscal, tanto nacional como provincial no ha disminuido [4], ahogando aún más al sector productivo.
Pero, según parece, esto tampoco se ve desde las gradas de Palermo.






Si la maraña policíaca/burocrática de la AFIP se ha densificado, sin que el gobierno nacional haga nada en sentido contrario, lo mismo se replica en el funcionamiento del otro gran organismo de contralor agropecuario: el SENASA.




SENASA
Una institución que necesita una reestructuración integral, tanto organizativa como de funciones e incumbencias, no ha sido objeto de políticas de modernización por parte del gobierno, más allá de los discursos bienintencionados.
La maraña burocrática del SENASA no le va en saga a la de la AFIP, y en ambas los manejos oscuros (como la reciente denuncia periodística de ciertos manejos de expedientes en el SENASA) son moneda corriente.
Parece que esto tampoco se ve el predio de la Sociedad Rural.


INTA
Tampoco el INTA ha mejorado su organización. Este organismo rector en investigación científica y tecnológica para el sector agropecuario, tan maltratado en los años kirchneristas, necesita una urgente reestructuración, previamente pensada y reflexionada en conjunto, entre sus profesionales y los productores. Pero hasta el momento, el gobierno de Cambiemos aquí no ha hecho más que pequeños cambios cosméticos.
De hecho, permanecen en operación en el INTA programas que están totalmente alejados de su función principal de desarrollo tecnológico agropecuario.
Y el gobierno los refuerza. No, esto tampoco se ve desde las gradas.





TRANSPORTE
Antes se mencionó a los costos derivados de la dotación de infraestructura. Se alega que luego de una debacle de décadas, es poco lo que se pudo haber hecho en algo más de 18 meses. Eso es innegable.
Sin embargo, sí hay un camino para aligerar estos costos que apenas fue esbozado por el gobierno de Cambiemos. Recientemente se instrumentaron reformas a nivel del manejo portuario que redundarán en una reducción de los costos derivados. Y ese camino debería ser explorado para otros ámbitos, por ejemplo, el energético y el del transporte automotor.
Reformular la gestión del transporte de carga por camión implicaría afectar los intereses del sindicato que maneja la familia Moyano, y eso no está en los planes del gobierno del PRO.
Más allá de las chicanas públicas que se hayan podido lanzar el presidente Macri y Hugo Moyano (o sus hijos), lo cierto es que entre ellos hay una sociedad de acuerdo mutuo, que de parte del gobierno implica no abordar cuestiones que afecten los intereses de esa familia. E
l desmontaje de buena parte de las regulaciones del transporte de carga implicaría una reducción de costos aparejados, lo que implica afectar los intereses de la familia Moyano [5].
Y también está fuera de la vista de los asistentes a Palermo.



Energía  Limpia a base de desechos agrícolas.


ENERGÍA
No hay intención clara de conectar dinámicamente la política agropecuaria y la política energética.
El potencial de generación energética con fuentes renovables que tiene el país, y en particular, el sector agropecuario, no se puede plasmar plenamente porque no se ha regulado aún la modalidad de la generación distribuida.
El gobierno ha avanzado (rengueando) en el tema de las energías renovables, pero aún tiene mucho trabajo que hacer, y en esto hay que trabajar en conjunto con el sector agropecuario, permitiéndole convertirse en “prosumidor” (productor, consumidor y vendedor de energía renovable).
Estimular la generación distribuida (pese a los tibios avances recientes) es afectar, directa o indirectamente, los intereses de las grandes firmas del sector energético [6], y esto también está fuera de la agenda.
Y, lamentablemente, esto tampoco se ve desde las gradas de Palermo.


MISCELÁNEAS
Hay varios temas más que podrían abordarse: la cuestión del manejo de los subsidios a diferentes producciones agropecuarias extrapampeanas que no hacen más que enturbiar el sinceramiento que necesariamente debe darse respecto de su viabilidad; el tema de la gestión de los recursos financieros internacionales que se canalizan a través de la Unidad para el Cambio Rural, hoy virtualmente paralizada dada su pésima gestión; la política de promoción comercial agropecuaria y agroindustrial que se desenvuelve sin un norte claro; etc.
Y estas cosas, claro, tampoco las ven los asistentes a Palermo.
Cambiemos cambió poco en lo que respecta al sector agropecuario. Sí, bajó la alícuota de las retenciones. Pero eso no es toda la política que necesita el sector.
Una anécdota señala que un alto funcionario del Ministerio se alarmaba, al cabo de seis u ocho meses de gestión, frente a lo complicado del panorama que enfrentaba en su gestión diaria: “Pensábamos que todo era bajar las retenciones y hacer la plancha”.
No, no era hacer la plancha.
Pero esto no lo ven, o no lo quieren ver, desde las gradas de Palermo.


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Nuestra llama rocker.

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[1] Nota de RestaurARG: y continuada por Costa y Español, sus sucesores hasta el fin del mandato de Cristina Fernández.
[2] Nota del autor: Llevada a 0% en ciertos productos (trigo, por ejemplo), y sólo rebajada en otros (soja).
[3] Nota del autor: como trigo o maíz.
[4] Nota de RestaurARG: Éste fue, justamente, uno de los ejes de la campaña electoral de Donald Trump, el exceso de regulaciones y registros que afectan, en mayor medida, al pequeño y mediano productor o fabricante.
[5] Nota del autor: El caso del Inmobiliario Rural bonaerense es un buen ejemplo.
[6] Nota del autor: El ejemplo del retroceso del gobierno frente a Moyano, cuando se intentó eliminar el envío por correo de los resúmenes bancarios, es una clara muestra que este tema está fuera de la agenda de Cambiemos.
[7] Nota de RestaurARG: las dos empresas de distribución de energía, y varias generadoras, son propiedad – a través de testaferros – de las familias Kirchner y Macri. Ver LOS DUEÑOS DE TODO.

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